¡Ten compasión! – parte 2

Yo predico un evangelio no para los perfectos, sino para los que no lo somos, para aquellos que reconocemos que necesitamos de Dios cada día, para aquellos que reconocemos que todos los días es una oportunidad más para intentar agradar a Dios.

Y que si en algún momento fallamos, tenemos gracias a su misericordia la oportunidad de reivindicarnos e intentar ser mejores para Él, pero esa intención solo puede nacer de un corazón que es agradecido y que ama al Señor.

No por una imposición ni por una amenaza, sino por una decisión que proviene del darse cuenta lo que Dios ha hecho, esta haciendo y hará en nuestra vida.

¿Cómo estas tratando a los que les es difícil agradar a Dios?, ¿Estas desechando a los que pecan?, ¿Les das la espalda a los que fallan?, ¿Te olvidas de los que un día te fueron útiles para la obra pero que ahora ya no?.

¿Cómo son tus actitudes hacia esa clase de personas que no llenan el “Standard” que tu necesitas?, ¿Los ignoras?, ¿Los desprecias?, ¿Les cierras las puertas?

A veces deberíamos reflexionar un momento sobre nuestras actitudes hacia nuestro mismo pueblo, hacia nuestro mismo cuerpo, porque estamos siendo demasiados duros, en lugar de restaurar estamos terminando de sepultar, en lugar de levantar, los dejamos en el suelo, no estamos teniendo compasión por la gente.

Al leer la Biblia deberíamos tomar ejemplo de nuestro Señor Jesucristo en cuanto a su compasión hacia las personas:

Si queremos vivir y reflejar un verdadero evangelio tenemos que tener compasión de la gente, no hablo de ignorar el pecado o de acariciarlo, ni mucho menos de felicitar a los que fallan, hablo de compresión, de amor, de ayuda, de restauración, ¡De eso hablo! Pero para ello necesitamos tener primero compasión para poder actuar.

Hoy quiero invitarte a dejar de desechar o ignorar a los que fallan, a los que pecan, a los que realmente les cuesta ser fieles a Dios, en su lugar ayúdalos, ámalos, ten ojos de compasión para ellos, restáuralos con ternura y humildad, sabiendo que en cualquier momento nosotros también podemos cometer errores semejantes.

Trata a cada persona como te gustaría que te trataran si estuvieras en su lugar, no olvides que estamos acá para restaurar, para ayudar y no para criticar y derribar.

P/Enrique Monterroza.

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