“Sentidos con Dios” 1
A la mayoría de nosotros nos ha pasado en mas de alguna ocasión que nos hemos enojado o “sentido” con Dios, quizá porque las cosas no salieron como nosotros queríamos, quizá porque Él no ha contestado a una de nuestras mas ansiadas peticiones o quizá porque simplemente ocupamos como excusa cualquier situación para “alejarnos” de Él.
El otro día hablaba con una persona que me decía: “Estoy sentida con Dios”, no quise preguntarle porque o indagar en el asunto, pero dentro de mi me dio un poco de gracia porque traje a mi memoria las veces que yo mismo también dije que estaba enojado con Dios o “sentido” con Él.
Y es que todos pasamos por etapas en nuestra vida en donde por alguna razón queremos que Dios actué a nuestro placer, que no haga ciertas cosas o que no permita otras que no queremos que pasen o se den y cuando por alguna extraña razón “Dios no nos obedece” terminamos enojándonos o sintiéndonos con Él.
Pero esto no es nuevo o no solo pasa en nuestra época, en la Biblia podemos encontrar un ejemplo claro y exacto de esta situación, Jonás el protagonista. Dios había ordenado a Jonás que fuera a Nínive a llevar un mensaje, al principio Jonás se reusó y decidió huir de Dios, sin embargo todos conocemos la historia, Dios hizo que un pez muy grande se lo comiera, estuve en el vientre del pez unos días, Jonás se arrepiente y pide perdón a Dios, el pez lo vomita y Jonás se va a Nínive a llevar el mensaje: “En 40 días Nínive será destruida”, todos los habitantes de Nínive reciben el mensaje de parte de Dios y deciden cambiar y hacer ayuno pues posiblemente Dios podía cambiar de planes hacia ellos, entonces ocurrió lo que Jonás no se esperaba: “Cuando Dios vio lo que habían hecho y cómo habían abandonado sus malos caminos, cambió de parecer y no llevó a cabo la destrucción que les había amenazado” Jonás 3:10 (Nueva Traducción Viviente).
La reacción de Jonás al ver que Dios no hizo lo que había dicho o no hizo lo que Jonás esperaba que hiciera fue la siguiente: “Este cambio de planes molestó mucho a Jonás y se enfureció” Jonás 4:1 (Nueva Traducción Viviente).
A nosotros nos pasa exactamente lo mismo, cuando Dios no hace lo que esperamos que haga, cuando Él tarda, cuando tomamos malas decisiones y nos va mal, siempre terminamos echándole a Él la culpa de todo con frases conocidas como: “¿Por qué permitiste que hiciera esto?”, como que si Dios te va andar obligando a que hagas o no hagas, otras frases como: “¿Por qué nunca me respondes?”, como que si Dios tuviera la obligación de respondernos en el tiempo que nosotros queremos y según como queramos u otras frases como: “¿Por qué no hiciste nada para que esto no pasara?”, como que tuviéramos algún privilegio especial delante de Él, cuando hay millones de personas que pasan por situaciones más duras y difíciles que nosotros.
P/Enrique Monterroza