¿Quieres que tu oración sea escuchada por Dios? – Parte 1
Muchas personas que oran y no reciben respuesta a su petición, posiblemente no están orando como está escrito en la Palabra de Dios.
“Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.” Éxodo 2:23-24 (RVR 1960)
En este pasaje el pueblo de Dios estaba siendo castigado duramente por Egipto, por lo cual clamó al Señor y recibió misericordia. En diferentes partes de la Biblia se muestra cómo Israel clamaba a Dios por ayuda, con gemido y llanto, entonces Él escuchaba sus súplicas y levantaba un libertador.
La mayoría piensa que orar y clamar es lo mismo; sin embargo, existe una gran diferencia: orar es hablar y dialogar, pero clamar es pedir con desesperación en el corazón, tener angustia y aflicción por la petición, aquella que sale de lo más profundo de nuestro ser.
La promesa de ser oídos por Dios y ser librados está estrictamente reservada para los justos que claman, ellos estarán día y noche doblando rodillas, llorando y gimiendo delante del Señor hasta recibir respuesta.
Muchas personas que oran y no reciben respuesta a su petición, posiblemente no están orando como está escrito en la Palabra de Dios.
“Aconteció que después de muchos días murió el rey de Egipto, y los hijos de Israel gemían a causa de la servidumbre, y clamaron; y subió a Dios el clamor de ellos con motivo de su servidumbre. Y oyó Dios el gemido de ellos, y se acordó de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob.” Éxodo 2:23-24 (RVR 1960)
En este pasaje el pueblo de Dios estaba siendo castigado duramente por Egipto, por lo cual clamó al Señor y recibió misericordia.