Cuando el pecado se convierte en tu “amigo intimo” -2
Yo sé que es tener un “amigo intimo”, yo sé que es no poder contarle a alguien lo que te sucede, quizá por miedo, quizá por vergüenza, quizá porque simplemente no quieres perder la imagen que los demás tienen de ti, pero cuanto daño causa, cuanto dolor, cuanta tristeza, es como un secreto que quisieras revelar y no puedes hacerlo.
¿Qué hacer entonces?, la única forma de vencer a tu “amigo intimo”, es cambiarlo por otro que sí sea un verdadero amigo para ti.
Hablo de que la única forma de vencer ese pecado que poco a poco se fue convirtiendo en tu “amigo intimo”, es haciendo de JESÚS tu verdadero amigo.
Y es que he comprendido con el tiempo que la única forma de ser fiel al Señor en todo, es manteniendo una relación muy cercana con Él, no permitiendo que el tiempo libre o el descanso te lleve a escuchar las seducciones de tu “amigo intimo”.
Y es que el no hacer NADA puede causarte grandes problemas, porque le abres sin darte cuenta una puerta al enemigo para que te hable al oído y te trate de convencer de fallar nuevamente.
Cuando haces de JESÚS tu amigo, entonces todo el día estas con Él, todo el día piensas en Él, cada situaciones de tu diario vivir te lleva a enfocarte en lo que Dios haría o como actuaria en determinada situación.
El sumergirte en Dios, en leer su Palabra cada día, el hecho de cantarle, de congregarte y servirle, puede sustituir los tiempo o los momentos que le dedicabas sin querer muchas veces a tu “amigo intimo”.
La Biblia lo dice de esta manera: “No dejen que el mal los venza, más bien venzan el mal haciendo el bien.” Romanos 12:21 (Nueva Traducción Viviente).
Quizá has luchado muchas veces queriendo deshacerte de tu “amigo intimo”, pero no has podido, quizá por algunos días, semanas o meses te deshaces de el, pero al tiempo nuevamente esta contigo, a tu lado, susurrándote al oído y platicando contigo, haciéndote sentir indigno, malo, sucio y sin capacidad para cambiar algún día.