Reflexiones, Lejos de Dios

Has reflexionado los últimos días sobre la vida que estas viviendo, sobre cómo sin darte cuenta has perdido aquella sensibilidad espiritual que te caracterizaba, ahora orar, leer la Biblia, congregarte o servir ya no es tan “emocionante” como al principio.

Algo paso, tuvo que haber un momento en donde seguramente descuidaste tu relación personal con Dios, en donde quizá comenzaste a acomodarte a vivir una vida que va caminando un poco alejado de Dios sin necesidad de llegar a la perdición total.

Y es que debemos ser consientes que alejarse de Dios no solamente es ir y pecar deliberadamente, a veces a pesar que hacemos lo mismo que hemos hecho los últimos años en la Iglesia, podemos vivir lejos de Dios.

A veces estamos tan lejos de Dios que apenas y escuchamos su voz, estamos tan lejos que apenas y lo sentimos, estamos tan lejos que ya ni obedecemos al Espíritu Santo cuando nos redarguye.

Quizá tu seas un buen servidor o una buena servidora de Dios, sin embargo las últimas semanas o meses has vivido lejos de Dios. Quisieras sentir aquel deseo de buscar de Dios, aquella hambre que un día tuviste, aquel anhelo de no dejar la presencia de Dios.

Quisieras llorar mientras lo adoras, llorar mientras lo buscas, quisieras derramar tu alma en su presencia, pero tu mismo distanciamiento con Dios no te permite ser sensible a su presencia ni audible a su voz.

“Cuando Dios te llamo vio en ti lo que nadie mas había visto, Él te rescato, te perdono, te restauro y te hizo la persona que ahora eres, por Él y para Él has alcanzado mucho más de lo que un día imaginaste poder alcanzar, por esa razón hoy quiero motivarte directamente para que te acerques nuevamente a Dios, no digas que no puedes, no digas que jamás será lo mismo, no digas que ya no será igual, porque Dios siempre ha estado allí.

Hoy Dios va a poner en tu corazón la disposición total de acercarte a Él, hoy Dios pondrá en ti tanto el querer como el hacer como lo dice su Palabra: “porque Dios es el que en vosotros produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad.” Filipenses 2:13 (Reina-Valera 1960).

¡Levántate y no te des por vencido!, ¡Tú naciste para que Dios cumpliera un propósito perfecto en tu vida! ¡Jamás pienses que no se cumplirá!

¡Acércate hoy a Él!

P/Enrique Monterroza.

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