Imitemos la Humildad y Caráter de Cristo
Nuestro Señor Jesús pudo llegar a creerse el más poderoso, pero todo lo dejo para que la gente creyera por lo que veían en él. El pudiendo ser el primero en todo y pudiendo ser el primero ante todos, se humillo y se hizo menos que todos, para que su humildad, sencillez y carisma, fueran lo que resaltara y fuera la gente la que lo pusiera en una posición honorable como hijo de Dios:
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. (Mt. 11:29).
La carga que genera el liderazgo es fuerte, pero el imitar la humildad y carácter de Cristo nos da satisfacción y descanso y sobretodo nos hace dejar ese YO dañino que solo genera conflictos y aleja a las personas de nosotros.Imitar la humildad del Señor no solo nos transforma, sino también nos da satisfacción y produce un gozo único en nuestro interior.