Escribe tus mejores Salmos -1

Una de las historias que me encantan de la Biblia es la historia de David, desde sus humildes inicios, hasta su vida en el palacio. Un hombre como tú o como yo que tenía una verdadera sinceridad delante de Dios. Un hombre imperfecto buscando agradar a Dios, con errores, pecados, pero con un corazón dispuesto a ser transformado por Dios y someterse a su voluntad.

De joven era pastor de ovejas, pero Dios veía en David a un rey, y aunque sus hermanos y hasta su padre no miraban en él un prospecto de rey, Dios si lo miraba, porque Dios no ve lo que el hombre ve, sino que Dios ve el corazón y seguro que David tenía un corazón dispuesto a ser usado por Dios.

Ungido por Samuel enviado directamente por Dios, se iba a convertir en el rey que sustituyera a Saúl ese rey puesto por la presión del pueblo de ser como los demás pueblos, gobernados por un hombre que fuese el rey.

Su primera gran aparición fue en el campo de pelea frente al famoso gigante llamado Goliat, ese gigante que se burlaba y atemorizaba al pueblo de Israel, mas este joven teniendo celo por Dios decidió enfrentarse con él, no en su fuerza, sino en el Poder de Dios. Utilizando una honda y una piedra guiada por Dios derribo a ese gigante para luego cortar su cabeza. A partir de ese día, la voz se corrió por el pueblo en canticos que decían: “Saúl mato a mil, y David a sus diez mil”.

Ese cantico no fue muy agradable para el odio del rey Saúl, un hombre que desde ese momento comenzó a tener celo de David. Dios envió un espíritu malo a Saúl que lo atormentaba y la única forma de poder calmarlo era a través de la música, así que mandaron a buscar alguien que tocara el arpa y cantara y el elegido fue David, estando en el palacio David tocaba y cantaba para calmar a Saúl, pero en un arranque de ira Saúl le tiro una lanza a David apuntando a matarlo, pero David pudo esquivar esa lanza y fue allí donde comenzó la persecución de Saúl para matar a David.

P/Enrique Monterroza.

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