La Gracia de Dios: Un regalo inmerecido-2
La definición de Gracia en su más sencilla y concentrada acepción es «regalo inmerecido» o “favor no merecido”. Es difícil para el hombre aceptar que es totalmente gratuito y que no hay nada que pueda hacer para ganarlo, pero un regalo no es algo por lo que se trabaja. Si trabajo por algo no es un regalo, sino un pago. Los regalos son recibidos como consecuencia del amor.
En el versículo 10 vemos aún mayor Gracia. El resultado de este regalo recibido, la salvación, es que somos hechura de las manos de Dios. Las obras que como creyentes haremos han sido preparadas desde antes, para nosotros hacerlas en nuestra nueva naturaleza, al ser hechos nuevas criaturas en Cristo Jesús (2 Corintios 5:17).
Nuestras mejores obras, hechas en nuestra naturaleza pecaminosa, apartadas del Señor, no son más que trapos de inmundicia, basura para nuestro Dios.
Este regalo inmerecido tiene un propósito: bendecir a otros de la manera como yo he sido bendecida. Esta Gracia es para buenas obras. No somos salvos por buenas obras sino para buenas obras. Los que nos rodean también recibirán GRACIA como resultado de las buenas obras que la salvación produce en mi vida.
Dios nos prepara para buenas obras. Prepara buenas obras para que las llevemos a cabo y luego nos recompensa al llevarlas a cabo. ¡Así es Su Gracia!
Les comentaba que yo era una del grupo que podía confundir a los demás por sus “buenas”obras. Cuando conocí a Cristo cesaron mis obras para conocer al Dador de las obras. El salmista dice del Dador de la gracia en el Salmo 45:2: “Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derrama en Tus labios; por tanto, Dios te ha bendecido para siempre”. Para conocer a Aquel de quien Juan el bautista dio testimonio diciendo que era primero que él “y que de su plenitud tomamos todos, y gracia sobre gracia. Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo” (Juan 1:15-17).
De Su plenitud, de la fuente inagotable tomamos gracia sobre gracia, mientras más necesitamos más recibimos. Una vez recibida su gracia podemos experimentar el gozo del dar de lo recibido sin merecerlo y dar de lo que Él ha dispuesto para bendecir a otros. Dando de Gracia lo que por Gracia he recibido. Entonces ahora las buenas obras que Él preparó de antemano para caminar en ellas las hago por la Fe en Jesús.
