Compromiso de vivir en Santidad- Parte 2
Cuando venimos a Cristo decidimos ponerle fin a la vida desordenada que llevábamos, esa vida llena de pecado, la cual no estaba alejando de la vida eterna, pero desde el momento que le entregamos nuestra vida al Señor decidimos comenzar a seguirlo, comenzar a imitar sus pasos, a ser guiados por el Espíritu Santo y a utilizar su Palabra como una lumbrera para nuestro camino. A la vez renunciamos al pecado y decidimos hacer un compromiso con Dios de vivir en santidad.
Por circunstancias de la vida ese compromiso se querrá romper, ya que nos enfrentaremos con situaciones que querrán manchar nuestra caminar, pero que lindo seria que en esos momentos de conflicto interior en donde esta la elección de fallar o mantenerte en santidad, puedas recordar que un día dijiste NO AL PECADO y si a la VIDA QUE CRISTO TE OFRECIA.
Amados, es momento de reflexionar como esta nuestro compromiso con Dios, ¿Realmente estamos cumpliendo sus expectativas?, ó ¿Estamos dejando mucho que desear?, no se trata de desanimarnos en el camino, ni mucho menos rendirnos al hecho de querer ser fieles y vivir en santidad, se trata de recordar que TODO lo podemos en Cristo que nos fortalece, se trata de recordar que jamás seré tentado mas de lo que pueda soportar, se trata de recordar que Dios nunca pondrá una carga sobre mi que no pueda llevar, se trata de recordar que un día pedimos perdón por nuestros pecado y por ende decidimos comenzar a vivir una vida de santidad.
Santidad es apartados del pecado y consagrados para Dios, no que te vayas a poner detrás de vidrio y no salir de ahí porque ahora eres santo, no, se trata de que cada día de mi existir sea motivo de recordar el compromiso que tengo de vivir santa y piadosamente como Dios anhela que lo haga.
No permitas que el pecado manche el diploma que esta preparado para ti, el día de tu graduación en el cielo, no permitas que momentos de placer arruinen tu corana, nada en este mundo vale la pena como para obviar la vida eterna preparada para aquellos que perseveren hasta el fin (Mateo 10:22). P/Enrique monterroza.