Las Horas oscuras del Getsemaní
Muchos de nosotros los creyentes sabemos lo que Cristo sufrió, no porque lo hayamos experimentado en cierta manera o algo similar, sino por lo que leemos en las Sagradas Escrituras.
Ninguno de nosotros jamás podríamos llegar a conocer o entender en realidad lo que singnificó el verdadero calvario de nuestro Señor Jesucristo. Ese que voluntariamente acepto y se entregó por amor a cada uno de los seres que habitamos este mundo.
Las Horas oscuras del Getsemaní: fue en este lugar donde las horas más amargas y oscuras de nuestro Señor Jesus comenzaron, ese sufrimiento que antecedería al de los latigazos, y golpes y humillaciones fueron lo que marco la vida de Jesús a tal punto de entristecerse hasta la muerte:
Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera: Entonces Jesús le dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo: (Mt. 26:36-38)
La agonía que comenzó a sentir nuestro Señor en este lugar no fue por la muerte que enfrentaría sino por que comenzó a sentir el peso del pecado de todos nosotros. El horror de la cruz fue lo que más atormetó al Señor porque el mismo se los dijo a sus discípulos (vers.38) El temor, la desesperación, lo amargo, lo asfixiante y lo terrible, Jesús lo aceptó porque era la única vía para podernos salvar de la condenación eterna.
Jesús fue tentado por satanás en el desierto, lo tentó 3 veces y el Señor se resistió y venció. Pero esta vez la tentación iba a ser diferente, sería tentado por su propia carne, porque debía decidir entre ir a la cruz o no ir: Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil. (Mt. 26:41) Jesús experimentaría a partir de este momento la soledad, la separación total entre su Padre y Él.
La angustia y el horror mental parecían apoderarse de el cada vez más, y la tentación fue más que obvia pero la resistió porque nos amaba y porque sabía que si no aceptaba ir a la cruz, todos nosotros íbamos camino a una muerte segura y a la condenación eterna por nuestros pecados.
Getsemaní, camino a la Victoria: fue en este lugar donde Jesús descargo su corazón ante su Padre, y lo hizo de la manera que mejor sabía hacerlo: ORANDO. Este bendito huerto fue lo que marco el camino a la victoria sobre satanás y sobre nuestros pecados: Entonces vino a sus discípulos y les dijo: Dormid ya, y descansad.
He aquí ha llegado la hora, y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecados y la seguridad eterna de la salvación era más que obvia. Jesús mismo se estaba entregando voluntariamente por nosotros. No solo para perdonarnos, sino para darnos la vida eterna que es el regalo más grande, a cambio de ese verdadero calvario que nuestro Señor tuvo que enfrentar no solo en Getsemaní, sino también en la cruz.
Pst- Giovanni Barrera.