El Camino hacia la Libertad – 2
Tres tipos de Leyes.
La Biblia nos revela que existen tres tipos de leyes: Leyes humanas, leyes naturales y leyes espirituales.
Dios expresa lo que siente por ti en 3 Juan 2 de esta menera. «Querido hermano, oro para que te vaya bien en todos los asuntos (refiriendose a las leyes humanas), y goces de buena salud (leyes naturales), asi como prosperas espiritualmente (leyes espirituales)».
El hombre ha creado cientos de reglas y metodos que rigen nuestra vida a cada instante; ellas forman nuestras leyes humanas. Como ejemplo, las normas de transito, las leyes judiciales, comerciales y muchas otras. Conducimos por la ciudad guardando las reglas de transito, ganamos dinero en los comercios, pagamos nuestros impuestos, elegimos nuestros gobernantes, etc. Todo esto sujetos a leyes vigentes.
La misma naturaleza tiene sus propias leyes y estas deben ser respetadas. La ley de gravedad se cumple naturalmente nos guste o no. El tiempo es parte de la naturaleza. Se suceden el dia y la noche, las estaciones del año, etc.; la naturaleza. Se suceden el dia y la noche, las estaciones del año. etc.; la naturaleza tiene sus leyes y ellas estan reveladas en la Biblia, que es la Palabra de Dios para toda la humanidad. Pero desde la cracion del mundo el hombre se propuesto transgredirlas constantemente.
La manera de infringir la ley de Dios es el pecado; al pecar quebrantamos las leyes divinas. Pensamos que las leyes perjudican nuestras vidas cuando en realidad nos ayudan. Ellas fueron creadas por Dios para bendecirnos.
Al desobedecer las leyes de Dios, en lugar de estas ser bendicion para nuestra vida, se transforman en un problema. La licencia de pecar e voluntad no es libertad, sino un camino hacia la esclavitud.
Los humanos no entendemos que el pecado es la barrera que separa al hombre de las bendiciones de Dios. La Biblia, explica claramente que es necesario quitar esa barrera para que la bendicion de Dios sea real sobre nuestras vidas, nuestro hogar, y sobre nuestra nacion. Asi lo declara Dios: » Toda transgresion y desobediencia recibio su justo castigo». (Hebreos 2:2).