¡Dios hace exactamente lo que promete!
Como verdaderos creyentes sabemos perfectamente que Dios y su Palabra es el ancla que tenemos para apoyarnos en medio de toda dificultad.
Pero sus promesas no dan confianza, seguridad, y sobretodo nos da el ánimo para seguir adelante y no desmayar.
¿Pero se ha preguntado usted, porque muchas veces las promesas del Señor no se cumplen en su vida? Es posible que en algo estés fallando, o es posible que esté pidiendo algo porque muchas veces las promesas del Señor no se cumplen en su vida?
Es posible que en algo estés fallando, o es posible que esté pidiendo algo que no va de acuerdo a la voluntad del Señor, en ambos casos usted necesita descubrir cuáles son las posibles causas de que las promesas de Dios no se estén cumpliendo en su vida.
Pidamos en Base a prioridad y falta de respuesta de parte del Señor, le hago esta pregunta: ¿Está usted pidiendo en base a prioridades y necesidades, o en base a deseos? Porque una cosa es pedir por lo que creemos que necesitamos y otra es pedir por lo que verdaderamente nos hace falta:
Te hará entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos. (Salmos 32:8) Dios desea guiarnos con amor y sabiduría, por eso es que debemos analizar muy bien nuestras prioridades y entender muy bien antes de hacer peticiones al Señor.
Una de las prioridades de Dios es que entendamos el propósito de las promesas, y que entendamos que no siempre el responderá como nosotros queremos, sino como él quiere y sabe que es mejor para nuestras vidas.
Toda promesa lleva un requisito: Dios está interesado en hacer cumplir sus promesas en nuestra vida, pero no siempre hará las mismas promesas a las personas, porque cada uno de nosotros necesita una diferente. En lo único que se parecen las promesas con todas las que Dios hace, es que cada una de ellas lleva un requisito. ¿Estaremos cumpliendo con lo que el Señor espera de nosotros a cambio de cumplir sus promesas en nuestra vida?: Deléitate satisfacciones personales me ha traído, pero a cambio de ese grande y satisfactorio requisito: Deleitarme. Dios siempre hará exactamente lo que ha prometido y si aún no ha hecho real su promesa en nuestra vidas, puede ser porque aún no hemos aprendido a deleitarnos en El, o no lo estamos haciendo.
Deleitarse es: recrearse, complacerse, descubrir deleite en algo o alguien, agradar, cultivar; y ese es uno de los requisitos que Dios requiere de nosotros para cumplir sus promesas y bendecirnos.