Despojemonos de Todo Orgullo
El ser humano desde tiempos antiguos ha tenido la inclinación hacia la supremacía, la ambición y el poder. De ese misma sed de querer ser el primero en todo es que muchos han caído presos de su mismo error y han fracasado por llegar al límite de creerse intocables, indispensables y capaces de lograr todo por su propia capacidad y poder.
Son muchas consejos los que la Biblia da acerca del creerse más que los demás, y también son muchos ejemplos que ella pone para vernos en ellos y no caer en lo mismo.
Muchos de mis amigos de juventud los he visto caer por su mismo orgullo, yo mismo no fui la excepción y me vi envuelto en zozobra y miseria por creerme lo que no era y nunca fui.
El orgullo siempres nos llevará al fracaso: Po eso, deben ustedes renunciar a su antigua manera de vivir y despojarse de los que antes eran ya que todo eso se ha corrompido, a causa de los deseos engañosos-
(Efesios 4:22 DHH) Todo lo viejo e inservible se bota, y el orgullo de nuestra antigua vida, fue quitado el día que entregamos nuestra vida al Señor, pero muchos aun nos empeñamos en seguir viviendo de esa manera. Nuestro orgullo que aún tenemos rezagado en el corazón debe ser desechado por completo es mejor la humildad, la amabilidad y la gracia que la arrogancia que siempre alejara a las personas de nosotros y aun a los mejores amigos.
Cuidemonos del Egoismo.
El querer ser siempre el primero y estar por encima de los demás nos puede llevar a la práctica del egoísmo, el cual es el quererlo todo para mí, pero nada para el prójimo: ¿Saben por qué hay guerras y pleitos entre ustedes? ¡Pues porque no saben dominar su egoísmo y su maldad! (Stgo. 4:1 DHH) El egoísmo que tengamos con la única ambición de ser el primero en todo nos puede llevar a tener problemas y pleitos con los demás. Nunca el egoísmo nos llevará a tener una buena relación con Dios ni con los demás. Cuidémonos de no caer en ese grave error.
DESECHAR TODA AVARICIA: Nunca Dios ha dicho que el querer tener un poco más es pecado o ser prospero tampoco. Lo que si Dios condeno enérgicamente fue que algunos por la avaricia eran capaces de cualquier cosa.
El querer llamar la atención y ser el primero en todo nos puede llevar a eso, porque siempre vamos a querer sobresalir sobre los demás, aun así tengamos que despreciarlos, pisotearlos y humillarlos: Son tan envidiosos que quisiera tenerlo todo, y cuando no lo pueden conseguir, son capaces hasta de pelear, matar y no promover la guerra.
¡Pero ni así pueden conseguir lo que quieren! (Stgo. 4:2 DHH) Cuando nos empecinamos en satifacer nuestra avaricai es que caemos en el error de llegar a creernos más que los demás. Con ese vicio podemos llegar a anhelar tener de todo lo demás, menos de Dios que es quien nos da todas las cosas y aún más.
Hoy es el día en que podemos dejar todo orgullo y soberbia, y volvernos al pastor de las ovejas que es Jesús. El solo quiere perdonarnos y salvarnos…
Dios te bendiga hoy y siempre…
Pst. Giovanni Barrera.