Dios no nos regala su amor porque lo merezcamos -1

A veces creemos que somos tan malos que no merecemos el amor de Dios. Y la realidad es que quizá no lo merezcamos, pero Dios no nos regala su amor porque lo merezcamos, sino porque nos amo con un amor que es eterno, con ese amor que sobrepasa el entendimiento humano y que aunque nos creamos inmerecedores, Dios nos lo regalo.

Ese mismo sentimiento que nos hace sentir inmerecedores del amor de Dios nos lleva muchas veces a vivir una vida “alejada” de Dios. Y es que la culpabilidad que sentimos al practicar pecados que nos avergüenzan nos llevan poco a poco a alejarnos de Dios.

Y es que llegamos a sentirnos hipócritas al estar pidiendo perdón por los mismos errores y más aun cuando ya hemos prometido cientos de veces no volver a cometerlos y siempre terminamos cometiéndolos.

Quizá estos últimos días has estado “alejado” de Dios a consecuencia de tus errores recurrentes. Quizá te sientas indigno de ser su hijo, quizá sientes una vergüenza tal que ni siquiera tienes el valor de presentarte en oración delante de Dios para pedirle perdón. Has tratado los últimos días de esconderte de su presencia, pero por más que tratas de alejarte tu ya fuiste sellado por Dios y Él siempre busca la manera de encontrarse contigo, tal es el caso que hoy estás leyendo estás líneas.

Pueda que te sientas indigno, hipócrita y hasta con mucha vergüenza, pero aun y con todos los sentimientos que en este momento fluyan en tu ser debes comprender que Dios te sigue amando igual que el primer día que te amo, su amor por ti nunca va a cambiar.

Dios no te ve indigno, no te ve hipócrita, no te ve como tu te ves, al contrario, Él te ve con ojos de amor, te ve cómo un necesitado de su amor, cómo alguien que necesita su cariño, cómo alguien que necesita que le extiendan una mano y esa mano extendida siempre la ha tenido Dios hacia ti.

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